
Esta gata se llama Morris, alias "la Pingo", una de mis mascotas que llegó el verano pasado. No es una gata como las demás. Abre puertas y ventanas sin saber cómo y siempre me deja ofrendas encima de mi cama. Vuelva el lapicero y me lleva los bolígrafos para que yo pueda escribir.
Roba cigarros y me los trae, ignorando que yo no fumo. La última ofrenda han sido unos palillos para comer sushi. Morris es de película.
Antes me dejaba excrementos que sacaba del arenero, pero ya no.
Cuando la traje las gatas veteranas la odiaban y se enzarzaban con batallas campales. pero Morris comenzó a robar comida y se la llevaba a sus nuevas compañeras y se hicieron muy amigas.
Ahora las ofrendas me las trae a mí, así que tira por el suelo el lapicero y me trae los bolígrafos. A las visitas les roba los cigarros para que yo pueda fumar y no sabe que no soy fumador.
Anteayer organizó un follón impresionante, me abrió la ventana y dejó entrar un gato de un piso vecino que no sé cómo escaló la pared. Hoy he comprado sushi para comer.
No sé cómo sacó los palillos de madera de su bolsa y los ha dejado sobre mi cama. Era la ofrenda del día.
Una gata muy peculiar. Nunca he visto nada igual y eso que cuando era niño tenía una mona de Gibralter.